Reflexiona contigo mismo(a), respondiendo SI o NO a lo siguiente :
- Temes que te mientan, sientes que no confías en general, desconfías de todo.
- Son importantes para ti: la responsabilidad, lealtad y fidelidad, aunque tú las practiques poco.
- Te es difícil mostrar sensibilidad y recibir afecto.
- Tienes habilidad para convencer y motivar a otro (s).
- Eres impaciente y poco tolerante con los demás, en especial, cuando van a un ritmo distinto al tuyo (los calificas de lentos), y las cosas no salen como quieres.
- Sueles pensar que algo malo te va a ocurrir: engaños, mentiras.
- Tu mente trabaja intensamente , tus pensamientos se centran en el futuro y lo que vendrá.
Si te sientes identificado(a), con los enunciados anteriores, la herida de traición está presente en tu vida. Te animo a comunicarte con nosotros si deseas empezar a sanar.
Como hemos mencionado en otras ocasiones, la infancia es una época delicada y vulnerable en la que las experiencias pueden provocar una profunda huella en nuestra salud emocional, y la manera de establecer relaciones en el futuro.
La herida de tarición, se desarrolla, cuando el niño o niña, experimenta vivencias repetidas de decepción (promesas incumplidas, desatención, etc.), se siente traicionado/a por el padre del sexo opuesto, creciendo así, con un sentimiento de desconfianza, miedo y rabia.
Por otro lado, también son importantes, las experiencias de traición vividas por los niños/niñas, en la interacción con sus pares en la escuela.
Pensamiento interiorizado: NO CONFÍO EN MÍ
Máscara que utiliza: controlador/a, desconfianza
Perfil: desconfiado/a, manipulador/a, mentiroso/a, intolerante, impaciente, escéptico, miedo al abandono y traición, autoestima dañada, dificultad para establecer relaciones saludables.
Actitud: competitiva, le interesa tener el control de todo (ambiente laboral, familiar y de pareja), es desconfiado, se asegura que los demás cumplan compromisos. Se siente responsable de su entorno (asume como deber, el ayudar a los demás – no se da cuenta que actúa así para controlar).
Se interesa por adquirir más conocimiento como una herramienta de control, convencido que siempre tiene la razón, busca convencer a los demás de ello . Siempre está en movimiento, se impacienta y enfada con los demás cuando no van a su ritmo, tiene gran imaginación (tendencia a: “piensa mal y acertarás”). Vive la vida de prisa, incluso para comer.
Las personas con esta herida, suelen utilizar un vocabulario característico: déjame hacerlo solo/sola, confía en mí, no confío, yo lo sabía, ¿me entiendes? (para demostrar al otro que él/ella sabe y controla la situación o información, manipulando para evitar el dolor de la traición).
Recordemos que, cada persona es diferente, por lo que cada uno experimentará la traición, también, de manera única, dependerá de la acción en sí misma, tanto como de sus características e historia particulares.
El adulto controlador, aunque se relaciona, teme el compromiso, tiene más confianza con amigos que con la pareja (la sexualidad lo hace sentir vulnerable), pues con ellos no habla de sus debilidades , se esfuerza para mostrar su valentía, decisión y fortaleza (de lo contrario, ”se pueden aprovechar de mí /controlarme”). Ante personas con autoridad, le interesa mostrar que es confiable, leal y responsable. Por otro lado, se altera ante una observación o llamada de atención por lo que hace, miente, y encuentra la manera de justificarse.
El padre que no ha resuelto su herida, actúa como controlador para mantener su propia imagen, le gusta decir la última palabra (la madre/padre reprende, él/ella añadirá: entendiste lo que papá/mamá te ha dicho?), quiere decidir por sus hijos pensando en su propio beneficio, antes que en el de éstos.
Aprendizaje: a establecer relaciones con su entorno
Si te resuena alguna de las situaciones descritas, te ofrezco acompañarte en el proceso para sanar tu herida. En este proceso, vas a aprender a gestionar el dolor provocado por esta herida del pasado, hoy, desde el entendimiento, aceptación y comprensión, contigo mismo(a).
Sugerencias para empezar a sanar la herida de traición:
Para empezar a sanar, RECONOCE la herida, es importante tomar consciencia de ti mismo(a) y de lo que sientes, desde una actitud paciente y comprensiva, pues el objetivo no es buscar culpables, sino empezar a cuidar de ti, física, emocional y mentalmente, aprender a sentirte bien solo/a, sin depender del entorno.
A continuación, te propongo algunas actividades, que puedes combinar con las sugeridas en las publicaciones anteriores:
-Trabaja con el espejo: cada mañana al levantarte, practica un lenguaje amable y agradecido con la persona que ves reflejada.
-Realiza actividades físicas: por ejemplo, yoga, tai-chi, aeróbicos, etc., aquellas que sientes te ayudan a liberar tensión y reducir el estrés.
-Aprende a utilizar un lenguaje asertivo en tu comunicación
-Utiliza tu libreta para anotar, cada día, los pensamientos y sentimientos/emociones que se relacionan con tu herida. A través de la escritura, tomas consciencia de ellos, y es más fácil procesarlos, aceptarlos y dejarlos ir.
-Medita desde la compasión hacia ti mismo/a, mereces todo lo bueno del universo.
-Prémiate por cada paso que das para superar tus miedos.
-Practica la atención plena, cada día, en especial cuando surjan situaciones que te generan gran ansiedad. Aprende a disfrutar del momento presente, en especial en tu hogar, visualízalo como tu lugar seguro (o elige visualizar aquel que te haga sentir seguro/a y a salvo)
-Perdona, perdónate, y libera tu carga emocional.
Dejar ir el pasado,
agradecer lo aprendido,
elegir vivir, Hoy.
Si sientes que estas actividades no te ayudan, o no son suficientes, puedes contar con mi apoyo para este proceso. Juntos/as exploraremos tus emociones, y te ayudaré a desarrollar recursos para sanar.
LA VIDA TE AMA