Reflexiona contigo mismo(a), respondiendo SI o NO a lo siguiente :
- Criticas tu aspecto físico, sientes vergüenza de él.
- Eliges depender de alguien que te diga qué hacer.
- Estás dispuesto/a a hacer más cosas por los demás, que por ti, aunque sientas que tu gesto no es correspondido.
- Te incomodan los halagos, te cuesta ser amable, paciente, cariñoso/a, y empático/a contigo.
- Con frecuencia,vives situaciones en las que asumes la culpa, y pides perdón.
- Practicas hábitos poco saludables: excesiva comida, tabaco, retención para responder a tus necesidades fisiológicas.
- Eliges parejas que te humillan y menosprecian.
Si te sientes identificado(a), con los enunciados, la herida de humillación está presente en tu vida. Puedes comunicarte con nosotros si deseas apoyo.
La herida de humillación se desarrolla a partir de una vivencia repetida, de burla, desprecio, vergüenza e infravaloración, durante la infancia, proveniente de los padres (uno), un familiar o una figura de autoridad.
La humillación, se expresa de alguna de estas formas:
-física (acoso, bullying, burla),
-emocional (actitud de indiferencia, rechazo y negación) y
-verbal (insultos, comentarios ofensivos/despectivos/comparativos).
Frente a estas experiencias, la autoestima del niño/niña se daña, crece sintiéndose inferior, desconfiado, no merecedor y con sentimiento de culpa.
Pensamiento interiorizado: NO VALGO, SIENTO VERGÜENZA DE MÍ
Máscara que utiliza: masoquista (generalmente inconsciente), disfruta sufriendo.
Perfil: hipersensibles, tímidos/as e inseguros/as, se infravaloran, dificultad para expresar sus necesidades y sentimientos, vergüenza de su sexualidad, prioriza el bienestar y felicidad de los demás. Utiliza la comida poco saludable para compensar sus emociones negativas.
Actitud: tendencia a actuar de manera ambivalente: quiere ser libre pero teme la libertad y no poder controlar sucesos, por lo que busca hacerse responsable del bienestar de los demás, lo que hace que asuma culpas ajenas (espíritu de entrega y servicio, por encima de sí mismo/a). Socialmente, se muestra gracioso, hace reír y se ríe de sí mismo (prefiere humillarse a sí mismo/a antes que lo hagan los demás).
Eres verdaderamente libre,
cuando dejas de sentir vergüenza de ti mismo/a
El adulto con la herida de humillación, tiende a la autocrítica constante, (especialmente, del cuerpo), vive sintiendo vergüenza de sí mismo/a , es desconfiado/a. Suele tener dificultades en sus relaciones de pareja, pues se siente culpable y egoísta cada vez que experimenta placer en la intimidad (me estoy aprovechando de él/ella).
El padre que no ha sanado su herida, tiende a ser, constantemente, exigente y crítico con el hijo/hija, le cuesta aceptar la individualidad y autonomía de éste/ésta.
Aprendizaje: Compasión, comprensión y atención a las personas desvalidas
Si te resuena alguna de las situaciones descritas, te ofrezco acompañarte en el proceso para sanar tu herida. En este proceso, vas a aprender a gestionar el dolor provocado por esta herida del pasado, hoy, desde el entendimiento, aceptación y comprensión, contigo mismo(a).
Hoy, elige empezar a cuidar de ti
Sugerencias para empezar a sanar la herida de humillación:
Para empezar a sanar, RECONOCE la herida, es importante que tomes consciencia de ti mismo(a) y de lo que sientes, con una actitud paciente y comprensiva, pues el objetivo no es buscar culpables, sino empezar a aprender a cuidar de ti, física, emocional y mentalmente, aprender a sentirte bien solo/a, sin depender del entorno.
A continuación, te propongo algunas actividades, que puedes combinar con las sugeridas en las publicaciones anteriores:
-Trabaja con el espejo: cada mañana al levantarte, practica un lenguaje amable y agradecido con la persona que ves reflejada.
-Permítete escuchar tus deseos y necesidades, luego, elige cuándo y de qué manera continuar tu labor solidaria con los demás.
-Prémiate por cada paso que das para superar: miedo, vergüenza y culpa.
-Toma consciencia de los hábitos saludables en tu día a día: alimentación, ejercicio físico y sueño.
-Conversa con familiares o personas de confianza sobre tus sentimientos.
-Perdona y reconcíliate: Habla con tu padre/madre, a través del trabajo del espejo, y dile todo lo que quieras decirle: lo que te dolió de él/ella, lo que aún te enfada, lo que te hubiera gustado oír, etc. (si te cuesta usar el espejo, este ejercicio lo puedes realizar también escribiéndole una carta).
Si sientes que estas actividades no te ayudan, o no son suficientes, puedes contar con mi apoyo para este proceso. Juntos/as exploraremos tus emociones, y te ayudaré a desarrollar recursos para sanar.
LA VIDA TE AMA