Me inicié en la psicología, como casi todos y todas, con muchos deseos «de ayudar a los demás». Durante todo ese tiempo, descubrí, aprendí y apliqué la técnica y herramienta, que respondiera a la necesidad de la persona que venía a mí.

Ese recorrido de personas, momentos y situaciones, fue el maestro para trabajar en mi propio proceso y reconectar con mi niña dormida (Yo interior). Desde mi anhelo de SER yo misma, «mi niña y yo», aprendimos a comunicarnos con paciencia, respeto y comprensión.

Todo empieza a «fluir en sincronía», al tomar consciencia de una natural empatía, para conectar y compartir mi aprendizaje de amor y de vida con cada persona, donde el objetivo es vivir la vida que quieres y mereces.

Hoy, doy gracias por la ruta elegida, continúo aprendiendo, porque la vida es eso, un continuo proceso de aprendizaje, solo se trata de estar abiertos y abiertas a las infinitas posibilidades de amor, abundancia, paz, gratitud y plenitud, que el universo tiene para cada uno y cada una. Las manifestaciones están ahí.

Cada vez confirmo más, la importancia de tener una mente abierta a todo, y apegada a nada, y me siento plena y feliz, acompañando a otros , como decía el poeta A. Machado, «a hacer su camino al andar», a descubrir cuál es su propósito en la vida, y a aprender a amarse.